Y recién me venía esto de adentro… cada día estoy menos
“yogi”... y esa observación me llenó de regocijo!
Hoy veo y siento que con el paso de los años como practicante, como
profesora y fundamentalmente como ser humano, me he ido despojando de máscaras, exigencias, juicios y caricaturas... (y lo que falta, seguramente!!)
Redescubriéndome y encontrando mi propia versión libre...
Un estar mucho más genuino que me afianza contundentemente cada vez que por un segundo paro, repaso, reviso... y es que soy una persona común y corriente que atraviesa sus tormentas y sus primaveras, sus procesos de evolución, intentando a cada paso ser leal conmigo misma (y mil veces no sale!) y que, además de todo eso, se dedica a compartir herramientas con otras personas comunes que también libran sus propias batallas y quieren sentirse un poco mejor e intentar ser leales consigo mismos...
Y eso es lo más maravilloso de esto que vuelvo a elegir cada día... reconocer en algo tan chiquito, algo tan grande!
Termino el año, una vez más, agradeciendo a todos aquellos quienes pasan día a día por Basantí para mirar hacia adentro (que no siempre es tan grato), para reconocerse, abrazarse, integrarse, liberarse... y si aunque sea uno de estos verbos le resuena a cada uno de ustedes, el objetivo está cumplido!
Gracias por la confianza, el compartir, la paciencia y las risas... no imagino otra manera de estar en yoga!
Vamos por un 2018, en que podamos discernir, aceptar, confiar y crecer.
Los quiero!